23 de marzo de 2017

Follemos.

Hace años que ya nadie me dice nada como lo hacían tus ojos. Esos ojos que siempre brillaban, que estaban vivos, que eran pura energía y dios, que bien sentaba mirar aquellos ojos. Y sentirlos, bien adentro. Latir contra mí como latíamos juntos.
Hace mucho que te marchaste, dejando un lado de la cama vacío, el lado que siempre está frío pero que a mí me quema como si aún estuvieras, que ya no lo arreglo ni dando la vuelta a la almohada.
Y es que me pregunto cómo una ausencia puede quemar tanto. Porque ya no duele. Hace mucho tiempo que acepté que te fuiste, y oye, que te vaya bien. Sigo sintiéndome feliz cuando te veo de la mano con otro, y no, no me importa. Qué más da que esos no sean mis dedos.
O eso me digo. Maldito mentiroso.
Díselo a mi cerebro. Él siempre está de acuerdo. Pero no esta vez. Mi corazón ha tomado el control y me ha pedido que te escriba una última carta, un último deseo, un último te quiero. Aunque lo haga con lágrimas en la cara y las manos manchadas. A veces nunca dio tanto placer extrañar algo.
Dios, ojalá pudiese sentirte conmigo una vez más. Sentir tus ojos mirándome y que saltara la chispa. Esa chispa que precedía a tu sonrisa de "vamos a quemarlo todo".
Y bueno, nunca quemábamos nada. Pero ardíamos. Vaya si ardíamos. Tengo un lado de mi cama para demostrarlo.
Que sepas que ese lado siempre estará vacío. Te estará esperando. Y cuando se congele, lo haremos arder juntos.

Tú, y yo. Y que le follen al mundo. 
Imagen de asian, couple, and gay

No hay comentarios:

Publicar un comentario